jueves, 10 de mayo de 2007

Locuaz

El día que aquel hombre que me había sabido comprender tan bien murió empezó a modificarse el ritmo de una obtusa vida que me había preocupado por armarla con minusiocidad. Aquel día empecé a armar un nuevo vínculo, un vínculo ocioso aún pero, comprensiblemente, moderado. Así se inicia el motivo, trascendental, de este oneroso blog. Me sería oportuno oir sus comentarios; oirlos con aquellas orjas que he sabido cultivar en mis cansados ojos llenos de olvidos y mentiras...

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